Resumen: En muchas conversaciones con mis amigos surge el tema… ¿No estás en FaceBook? Pues no, no estoy en FaceBook. Ni quiero estarlo.
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LOS CAMBIOS CULTURALES Y TECNOLÓGICOS

Cada uno ve las cosas a su manera, o como se suele decir, todo depende del color del cristal con el que se mire. Yo nací hace varias décadas, cuando la tecnología punta eran las lavadoras y los televisores. No existían ordenadores personales, teléfonos móviles o internet, ni por supuesto las redes sociales.

 

Desde esos años hasta la actualidad el cambio tecnológico ha sido vertiginoso, y este cambio ha tenido unas influencias muy fuertes en la cultura entendida como forma de desenvolvernos en el mundo en sentido amplio.

En la época de mis abuelos, las neveras o frigoríficos, congeladores, etc. no existían. En su mundo rural y con escasas posibilidades tecnológicas, supongo que la llegada de la electricidad y la nevera también tuvo detractores: gente que diría que los frigoríficos venían traídos por el demonio y que iban a acabar con una forma de vida. Gente que defendería que la forma tradicional de conservación de los alimentos basada en las conservas (en aceite, salazones, etc.) era más saludable. De esa polémica, si existió, hoy no queda ni rastro. Hoy nadie (o casi nadie) se cuestiona la utilidad que supone disponer de un frigorífico en nuestros hogares. Fue una innovación que tendría ventajas e inconvenientes, pero las ventajas ganaron por goleada y fueron aceptadas por todos.

También en la época de mis abuelos, se introdujo la utilización de insecticidas para acabar con las plagas del campo. Voy a traer uno de ellos a colación, el DDT, por el interés que creo tiene en la línea argumental que trato de hilar. El DDT se comenzó a usar a partir de los años 40 demostrando un potente efecto insecticida que permitía incrementar las cosechas de forma notable. Sus ventajas, para una mayor productividad y para reducir el hambre en el mundo, parecían evidentes. También era útil en la lucha contra enfermedades que se transmitían a través de mosquitos como la malaria. Con el tiempo, empezaron a hacerse cada vez más patentes los inconvenientes que tenía el DDT: altamente agresivo con cualquier tipo de vida, destruía la fauna auxiliar (aves, gusanos, insectos) y envenenaba el suelo. El medioambiente se cargaba de esta sustancia que terminaba llegando de una forma u otra a los humanos provocando enfermedades y problemas varios. Tras unas dos décadas de uso, el DDT terminó siendo finalmente prohibido al alcanzarse el consenso de que suponía más inconvenientes que ventajas.

Hoy en día hay quien prefiere vivir sin frigorífico, y hay quien defiende que se vuelva a usar el DDT. Mientras esa defensa sea razonada y pacífica, me parece bien tanto una como otra postura. Cada cual que defienda lo que le parezca más adecuado. La verdad no es absoluta, con lo cual no puedo estar completamente seguro de que el frigorífico sea maravilloso ni de que el DDT merezca ser despreciado.

 

 

LA PROFECÍA DE GEORGE ORWELL Y 1984

Hace ya un buen puñado de años me leí un conocido libro de George Orwell titulado simplemente 1984. Los años hacen que haya perdido los detalles de la novela, pero a grandes rasgos, el protagonista, Winston Smith, vive en una sociedad donde todos sus movimientos son grabados y controlados. El Gran Hermano, el líder supremo, vigila los movimientos de todas las personas tanto en el espacio público como en el privado mediante dispositivos de grabación. A través del Ministerio de La Verdad, manipula toda información existente que vaya en contra de su versión oficial de la historia o de los hechos. Por supuesto todos los habitantes son formados en el amor al partido (único) y sufren un lavado de cerebro que los hace dóciles y de recto pensamiento en una sociedad uniforme.

 

 

Esta novela, publicada en 1949 pero que se ha reeditado cientos de veces y sigue leyéndose y releyéndose, podría ser tildada de apocalíptica, pesimista y profética, pero creo que a miles de personas que la hemos leído nos ha hecho reflexionar…

La evolución tecnológica ha ido permitiendo que ese mundo imaginario planteado por Orwell se vaya haciendo cada vez más factible. Los dispositivos de grabación y videovigilancia han ido en aumento con el tiempo. En las sociedades avanzadas, pongamos por ejemplo Inglaterra, es prácticamente imposible moverse en los espacios públicos sin ser grabados por una cámara de videovigilancia. Su buen uso puede servir para la lucha contra la delincuencia, pero sería muy inocente pensar que no se pueden hacer malos usos de estos dispositivos…

El control de la actividad de las personas también es hoy día una realidad: a través de los GPS, o simplemente si llevas un teléfono móvil encima, una persona “x” puede trazar tus movimientos: dónde te encuentras, a dónde te desplazas, etc.

Gracias también a los teléfonos móviles pueden grabarse todas nuestras conversaciones. Se supone que esto no ocurre excepto en casos de lucha contra la delincuencia organizada, pero recientemente hemos visto cómo, una vez más en Inglaterra, periodistas intervenían las conversaciones telefónicas de políticos, miembros de la casa real o de simples ciudadanos trabajadores o padres de familia.

Gracias a los ordenadores se pueden hacer maravillas: robo de datos personales y de números de tarjetas de crédito por citar algunas lindezas.

Es cierto que vivimos en un mundo más cómodo. Y también es cierto que la delincuencia y el control de los ciudadanos por regímenes totalitaristas o señores feudales no es algo que haya venido con la tecnología. Pero también constatamos a diario que mucha gente no acaba de entender que la tecnología y la nueva forma de vida que estamos construyendo tiene sus pros y sus contras.

 

 

LA VUELTA DE TUERCA DE LAS REDES SOCIALES

Entre lo más reciente a nivel cultural que nos ha deparado el avance tecnológico, están las redes sociales. Lugares de encuentro en internet donde la gente formamos grupos de amigos, escribimos entre nosotros, quedamos para salir, colgamos las fotos de la juerga que nos corrimos la otra noche, y hablamos bien o mal de nuestro jefe o del alcalde de nuestra ciudad, por citar un tema de conversación, que puede ser cualquiera. No todo el mundo utiliza las redes sociales para lo mismo, obviamente esta descripción sobre qué es una red social es demasiado superficial. Una red social es mucho más que eso, quizás lo que cada usuario quiere que sea, y posiblemente no hagan el mismo uso de las redes sociales mi madre que mi hijo. Sin embargo, sí parece evidente que cada vez se usan más para todo tipo de cosas y que cada vez más se diluye el concepto de privacidad…

Más tecnología y otro vuelta de tuerca para palabras como privacidad o intimidad que en épocas anteriores parecían tener más significado.

En los últimos años hemos descubierto que la tecnología sirve, entre otras cosas, para explotar comercialmente pasiones humanas que no suelen ser consideradas como aspectos a potenciar en el desarrollo de las personas desde la perspectiva educativa: el morbo, el cotilleo, la violencia… La televisión, con programas de máxima audiencia como “Gran Hermano” nos ha dado buena cuenta de ello.

Si ya disponíamos de la posibilidad de ser grabados en la vía pública, intervenidas nuestras conversaciones telefónicas y un largo etcétera, ahora las redes sociales añaden una potencialidad más: tener controlado lo que pensamos, lo que hacemos y nuestros planes o intenciones. Es cierto que esto ya era posible antes del advenimiento de las redes sociales, pero ahora todo es más fácil. Bienvenidos al siglo XXI.

 

 

EL PRIMER MOTIVO POR EL QUE NO ESTOY EN FACEBOOK

El primer motivo por el que no estoy en FaceBook (voy a usar como ejemplo esta red que es la que usan mis amigos, pero lo que digo es aplicable a Tuenti, Hi5, etc.) pienso que puede ser el que cuando yo era un adolescente no existían las redes sociales. Si hubieran existido, posiblemente me habría apuntado en una de ellas y ahora sería un usuario normal, uno más. No creo que me hubiera planteado si apuntarme o no apuntarme, su bondad o maldad, supongo que simplemente estaría porque serían parte de mi cultura. Sin embargo, para mí las redes sociales han sido algo novedoso, y yo pertenezco a ese sector (creo que pequeño o cada vez más pequeño) que las mira con recelo. Me recuerdan demasiado a 1984. Creo que a las personas que hablamos de cosas de este tipo nos tachan de alarmistas, agoreros, o términos semejantes. De lo que no estoy seguro es de a qué se parece más FaceBook: si a un frigorífico o al DDT.

 

EL SEGUNDO MOTIVO POR EL QUE NO ESTOY EN FACEBOOK

El segundo motivo por el que no estoy en FaceBook pienso que puede ser el que soy un anticuado. Para mí eso de poner mis fotos y hablar de mis hemorroides en un espacio compartido, aunque teóricamente la misma tecnología que crea estos peligros me garantice la privacidad… es que todavía no acabo de asimilarlo. Algunos lo podrán llamar desfase generacional.

 

EL TERCER MOTIVO POR EL QUE NO ESTOY EN FACEBOOK

El tercer motivo por el que no estoy en FaceBook pienso que puede estar relacionado con que soy un desconfiado. Trabajo con internet y en programación de ordenadores todos los días… Y quizás estoy demasiado acostumbrado a encontrarme con fallos de seguridad que no debían de haber existido. Quizás he visto demasiados robos de datos que eran imposibles. Y quizás he visto descuidos y negligencias que ocurren en el ámbito informático (y en muchos otros) que eran improbables que pasaran. Por eso no me creo que FaceBook garantice la seguridad y privacidad de la información que yo pueda confiarles a ellos. Tampoco me creo que las compañías telefónicas garanticen la integridad de mis conversaciones, pero ahí todavía no he encontrado una solución definitiva. Dejar de usar el teléfono no me resulta satisfactorio y las pruebas con señales de humo que he realizado sólo cubren un radio de unos 3 kilómetros, lo que complica demasiado la comunicación a distancia. Así que soy usuario del teléfono, aunque también le veo sus ventajas e inconvenientes.

 

EL CUARTO MOTIVO POR EL QUE NO ESTOY EN FACEBOOK

El cuarto motivo por el que no estoy en FaceBook posiblemente esté relacionado con que soy una persona muy dubitativa. Que una empresa privada gane miles de millones gracias a que la gente utilice sus herramientas informáticas me parece estupendo. Que una empresa privada almacene en bases de datos lo que escribe, piensa, fotografía y hace la gente me genera algunas dudas. ¿Qué se hace con esas bases de datos? ¿Quién tiene acceso a esas bases de datos? ¿Cuántas copias existen de esa información? La verdad es que si yo hubiera inventando FaceBook estaría muy contento del dinero ganado y no creo que me preocupara por estas cuestiones. Pero tengo la mala suerte de no haberlo inventado (quizás esto es envidia insana) y con el dinero que ganan, un usuario más o un usuario menos estoy seguro que se las trae al pairo.

 

EL QUINTO MOTIVO POR EL QUE NO ESTOY EN FACEBOOK

El quinto motivo por el que no estoy en FaceBook sería que soy un poco complicado en mi forma de pensar. Yo escribo y pongo fotografías en ordenadores (servidores) que son propiedad de una empresa estadounidense. Y esa empresa guarda todo lo que yo escribo y hago. ¿Quién es el propietario legal de esa información? ¿Quién me garantiza a mí que si yo quiero borrar algo que haya escrito o publicado efectivamente se vaya a borrar? ¿Y si se borra, se borra del acceso al público pero la empresa sigue manteniendo los datos? ¿Y si la empresa declara que si yo lo solicito borrará los datos completamente yo me lo tengo que creer? La información digital es fácilmente duplicable. En algunos casos será imposible borrar el rastro de algo en internet porque se multiplica indiscriminadamente. Por eso prefiero no publicar mis fotos desnudo haciendo el pino con el presidente Barack Obama. Si lo hiciera y esa información se descontrola pienso que podría dañar su reputación (la del presidente Obama).

 

EL SEXTO MOTIVO POR EL QUE NO ESTOY EN FACEBOOK

El sexto motivo por el que no estoy en FaceBook pienso que es cuestión de simple ignorancia. La verdad es que no sé bien qué es FaceBook. Quizás no me he molestado en leer lo suficiente o quizás tengo demasiada pereza para leerme esos contratitos de letra pequeña que hay que firmar cada vez que te adhieres a estos servicios de internet o instalas un programa en tu ordenador. Aparte de que si tuviera la paciencia de leérmelos, tampoco me serviría de nada, porque como soy un desconfiado no me lo creería.

 

EL SÉPTIMO MOTIVO O LA RAZÓN MÁS PODEROSA POR LA QUE NO ESTOY EN FACEBOOK

Tengo muchos amigos, familiares y compañeros de trabajo que están en FaceBook u otras redes sociales y me parece muy bien, muy respetable. En este artículo posiblemente haya faltado hablar de las ventajas de las redes sociales, que obviamente existen y son variadas.

Quizás algún día yo también esté en alguna red social, no quiero decir de ese agua no beberé. De hecho, participo en los foros de aprenderaprogramar.com, y un foro también puede considerarse como una forma de red social. Lo único que pasa es que antes de integrarme en FaceBook tengo que madurar la decisión un poco.

Por mi parte, voy a exponer, finalmente, la que es quizás la razón más poderosa por la que no  estoy en FaceBook: porque no me da la gana. Y hasta que alguien no me aclare en qué se parecen FaceBook, un frigorífico, y el DDT, creo que voy a seguir no estando.

 

 

 

 

 

 

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